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ANIVERSARIO

El icónico bombo de Calanda cumple 50 años entre toques de personalidades del mundo del cine

El instrumento, de 130 kilos de peso y dos metros de diámetro, ha sido récord Guinness durante 18 años. A partir de 2004 se quiso ligar la Semana Santa a la figura de Luis Buñuel

K. HERRÁIZ /
La actriz y presentadora Lara Dibildos fue la encargada en 2022 de dar el primer mazazo.
icono foto La actriz y presentadora Lara Dibildos fue la encargada en 2022 de dar el primer mazazo.

La Semana Santa de este 2023 será más especial si cabe en la localidad turolense de Calanda. El próximo 7 de abril, Viernes Santo, el icónico bombo que da inicio al mediodía a la Rompida de la hora cumple 50 años. La fama de este instrumento ha traspasado fronteras. De 130 kilos de peso y dos metros de diámetro, fue el primero en el mundo en contar con tales dimensiones, y durante 18 años fue récord Guinness.

En 2004, el Ayuntamiento propuso que el encargado de dar el primer toque tuviera relación con el mundo del cine, con la intención de ligarlo al calandino más universal, el cineasta Luis Buñuel. Algunos de esos invitados ilustres han sido Carlos Saura, Fernando Trueba, Imanol Arias, Ana Belén, Paco Rabal, Luisa Gavasa o Fernando Tejero. En 2022 este honor recayó en la actriz y presentadora Lara Dibildos.

Calanda forma parte de la Ruta del Tambor y el Bombo, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, junto a otros ocho municipios turolenses: Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, Híjar, Puebla de Híjar, Samper de Calanda, Urrea de Gaén y Alcañiz. Es la única localidad en la que la Rompida de la hora arranca el Viernes Santo a las 12:00. Se trata del acto más multitudinario de la Semana Santa calandina, en la que, el denominado 'bombo del turista', es el protagonista.

Piel de dos becerros

El origen de este bombo se remonta a 1973, como explica Manuel Royo, presidente de la coordinadora que representa a todas las cofradías de Calanda: "Hace 50 años Manuel Aznar, un apasionado de la Semana Santa, trajo piel de dos becerros argentinos, de dos metros de diámetro, que fue regalo de un amigo peletero valenciano. Una vez aquí, el artesano Tomás Gascón, junto a los componentes de su cuadrilla, dijeron que eran capaces de hacer un tambor y en la primavera de 1973 salió por primera vez". 


Primera vez que sale el gran bombo a la plaza, en 1973. / José María Valls.

Además de las pieles de becerro, se emplearon 56 metros de cuerda, y para armarlo fue necesaria la colaboración simultánea de veinte personas a la vez. Hasta ese momento jamás se había construido un bombo de semejantes dimensiones. "Ahora se ha superado ese tamaño, pero hace cincuenta años a nadie se le había ocurrido, así que fue el primero, el que abrió la espita de poder hacer un bombo de ese tamaño", asevera Royo.

El mayor percance que ha sufrido en su historia el 'bombo del turista' fue precisamente el día de su estreno. "Tras una hora tocando se reventó. Algunos comentaron entonces que fue una navaja, pero se arregló la piel y nunca más ha ocurrido nada", señala el presidente de la coordinadora.

Sentimientos a flor de piel

Si para los visitantes vivir la Semana Santa de la localidad turolense es una experiencia que no deja indiferente, para los propios calandinos y calandinas es algo especial. "El refrán dice que en primavera la sangre altera, pero a nosotros se nos altera ya en los ensayos, y vivimos los días previos con mucha expectativa y nerviosismo, con ganas de que llegue cuanto antes", afirma Manuel Royo, quien resalta al mismo tiempo que la "grandeza" de esta Semana Santa radica en que es una tradición hereditaria, que pasa de padres a hijos y nietos, y en la capacidad de transmitir a los visitantes, "sin ningún pudor, la emoción de nuestros sentimientos a flor de piel".

Una de las imágenes que pasará a la historia se produjo durante la pandemia, cuando no se celebró como venía siendo habitual la Rompida de la hora, y los tambores se tocaron por separado desde patios, terrazas, ventanas y balcones. Se acordó, eso sí, sacar el gran bombo a la plaza, que lució en solitario con un crespón negro.