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Eduardo Aladrén, el tenor aragonés que hizo historia al debutar en el Teatro Real de Madrid

El tenor zaragozano se subió a las tablas de este escenario un siglo después de que lo hiciera otro aragonés: Miguel Fleta. Aragón Noticias repasa trayectorias de aragoneses en celebración del Día de Aragón

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El tenor aragonés Eduardo Aladrén hizo historia al debutar el año pasado en el Teatro Real, 100 años después de que lo hiciera Miguel Fleta.

Al escuchar su voz se pueden entender las razones por las que el tenor zaragozano Eduardo Aladrén dejó su trabajo como ingeniero técnico industrial para dedicarse al canto profesional. Estudió las técnicas vocales en Zaragoza, Madrid y Estados Unidos y, desde hace unos años, trabaja en Alemania como solista en la ópera de Düsseldorf (Deutsche Oper am Rhein).

"Es uno de los sitios más importantes en Alemania y en Europa. Trabajar aquí me permite no tener que estar viajando continuamente, porque ahora tengo una niña de un año de edad. Así, paso casi la mitad del año en casa y la otra mitad la utilizo para atender ofertas que vienen desde otras partes del mundo", explica el tenor maño. Eduardo ha llevado su voz por los escenarios de 17 países. El año pasado hizo historia al debutar con un papel principal en el Teatro Real de Madrid, justo 100 años después de que lo hiciera el también tenor aragonés Miguel Fleta. 

Ahora, un año después, Aladrén sigue ilusionándose con cada debut. El próximo tendrá lugar la temporada que viene, en algún teatro del norte de Europa del que no precisa nombre, ya que todavía se encuentra en negociaciones. "Es un papel muy anhelado por los tenores. Es Otelo, de Verdi. Este es un papel al que hay que llegar con una madurez y una experiencia por la dificultad que tiene, ya que es muy exigente vocalmente como interpretativamente", explica.

Alemania es su casa, pero en Aragón tiene sus raíces y a toda su familia. Le gustaría volver más a menudo, aunque es en Alemania donde ha formado su familia. Está casado y tiene una hija que nació hace poco más de un año. "Lo primero que hice al venir en Navidad a Zaragoza fue comprarle un babero que ponía: 'Maña', para que lo tenga bien claro siempre", cuenta sonriente. 

Además, una de las cosas que más le gusta a Aladrén del público español, y de Europa del sur en general, es la calidez y el afecto que transmite en cada representación. "Hay una gran diferencia entre el público del norte de Europa y el del sur de Europa. El público español es más efusivo en general durante toda la representación. Se arrancan a aplaudir en medio de la función, mientras que el público alemán y del norte de Europa es más conservador. Tienen miedo de interrumpir la ópera, pero al final se vuelven locos, sacan todo el cariño que han estado conteniendo durante la obra. A mí, la verdad, es que me gusta que me interrumpan, prefiero el estilo español", afirma.