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POLÍTICA HIDRÁULICA

El Pacto del Agua vuelve a la mesa por primera vez desde 2018

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, preside este miércoles en Zaragoza la comisión de seguimiento de las obras

ARAGÓN NOTICIAS /
La ministra Ribera, recibida en el Pignatelli por el presidente Lambán y el vicepresidente Aliaga.
icono foto La ministra Ribera, recibida en el Pignatelli por el presidente Lambán y el vicepresidente Aliaga.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, preside este miércoles en Zaragoza la comisión de seguimiento de las obras del Pacto del Agua en Aragón. Grosso modo, abordarán el estado de las construcciones y recrecimientos de los embalses de Yesa, Santolea, Almudévar y Mularroya, como obras de mayor envergadura, entre otros aspectos. Casi 30 años después de su firma el que gira en torno al pacto continúa candente. Todo comenzó en junio de 1992, cuando las Cortes aprobaron el acuerdo unánime de obras hidráulicas. El objetivo era garantizar el futuro de la agricultura pero, desde entonces, las opiniones sobre las obras a ejecutar no han dejado de sonar desde diferentes puntos de vista.

La Comisión de Seguimiento del Pacto del Agua se reúne de forma periódica. En esta ocasión, sin embargo, sucesivos imprevistos en la agenda política -entre ellos, la pandemia del coronavirus- han provocado que no se convocara desde marzo de 2018. En el encuentro se analizarán, una a una, las construcciones derivadas del Pacto del Agua, marcadas por la reciente propuesta del Gobierno Central del Plan Hidrológico del Ebro para el período 2021-2027, que avala Yesa, Mularroya, Santolea y Almudévar, aparca 36 obras y veta, explícitamente, la construcción de nuevos embalses

Obras terminadas y en proceso

Las obras hidráulicas en la Comunidad también destacan por el laberinto judicial que suponen o han supuesto en la mayoría de los casos. Concluidos se encuentran los embalses del Val y La Loteta, en Zaragoza; el embalse de Lechago, en Teruel, y Valdepatao, San Salvador y Montearagón, en Huesca, aunque este último aún con contratiempos. En cambio, están en construcción los recrecimientos de Yesa y Santolea, la presa de Mularroya, a pesar de la reciente sentencia que anula el proyecto por incumplir la normativa europea, y Almudévar, pendiente de un recurso judicial que podría paralizar las obras. 

Sobre esta cuestión, el presidente de la Junta Central de Regantes del Jalón, Jesús Lamuela,  ha confiado en los argumentos del recurso presentado para proseguir con unas obras que se encuentran terminadas al 80%. “Sería una bofetada muy grande que las pudieran parar y dejaría al valle del Jalón sin posibilidad de subsistir", ha advertido. 

En el programa Buenos Días, de Aragón Televisión, Lamuela ha lamentado que no se haya acelerado el proceso de construcción de las diferentes infraestructuras incluidas en el Pacto del Agua. “Entendemos que todos los embalses no se pueden hacer a la vez, pero o terminamos las obras o difícilmente la gente podrá permanecer en los pueblos”. 

En ese sentido, ha reclamado a Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, “pero también de Reto Demográfico”, que “se dé cuenta” de que los pueblos están perdiendo  muchas personas y de que estas obras son el “halo de esperanza” que le queda al agricultor. “Al final nos vamos a encontrar haciendo las obras y no habrá nadie que pueda aguantar en el territorio, siempre llegamos tarde”, ha lamentado. 

Por ello, ha asegurado que desde la Junta tratan de “concienciar” a la gente sobre el hecho de que “sin agua, los pueblos se mueren”. “Se habla muy poco y se ejecutan muchas sentencias judiciales y así no se llega a ningún lado”, se ha quejado. 

Este mes de agosto, ya se anunció que las obras del embalse de Almudévar habían superado el 71% -con el dique este de la presa ya terminado, y el dique oeste en proceso- y que la infraestructura podría estar lista en el año 2023, momento en el que comenzarían las pruebas de carga que podrían prolongarse durante dos años. En total, se podrán almacenar 169 hectómetros cúbicos de agua procedente del río Gállego.

Obras descartadas

El director general del Agua del Ministerio, Teodoro Estrela, afirmó que había razones medioambientales, de viabilidad y presupuestarias que fundamentaban la eliminación de hasta cuatro decenas de proyectos de presas hidráulicas previstas en la cuenca del Ebro para los próximos seis años. Un listado que, en general, y en comparación con el de 1992, ha ido menguando a lo largo del tiempo y del que resaltan la caída de cuatro grandes embalses en Aragón: Jánovas, Santaliestra, Torre del Compte y Biscarrués. Todos ellos con gran contestación social.

El último de ellos, el embalse de Biscarrués, proyectado en el río Gállego, quedó descartado tras una sentencia del Tribunal Supremo en mayo de 2020 en la que se rechazaba el recurso presentado por la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón y confirmaba la sentencia de la Audiencia Nacional de 2017 que anulaba el anteproyecto y la declaración de impacto ambiental. Santaliestra se descartó en 2005 tras un acuerdo entre regantes y afectados que facilitó la alternativa de San Salvador, mientras que Jánovas quedó definitivamente desechado en 2001 tras un declaración de impacto ambiental negativa. La misma suerte corrió el proyecto embalse de Torre del Compte en 2005.

Por ello, para Miguel Solana, presidente de la  Asociación Río Aragón, el Pacto del Agua es el paradigma de “un gran fracaso y frustración” en Aragón por partir de “principios equívocos” y hacerse “contra un territorio de productores de montaña” que no tuvo, a su juicio, “arte ni parte” y al que ”se le impuso” un modelo que, como con el energético, quiere depredar”. 

Solana también ha apuntado la "falta de rigor técnico” de un texto que, tras la Directiva marco de 2001, ahora sería “absolutamente insostenible”. “Se hizo a demanda, como un catálogo”, mientras, según ha denunciado, se ocultó que, de esa manera Aragón, daría el “visto bueno” a futuros trasvases y se elaboró un discurso “infantiloide” sobre el agua, que justificaba, a posteriori, la exigencia de las obras únicamente por figurar dentro del Pacto.  

El presidente de la asociación, al igual que los regantes, ha lamentado la “judicialización” de las diferentes obras y ha defendido encontrar soluciones fruto del acuerdo, pese a la “falta de voluntad” que percibe para afrontar una “transición justa” en materia hidráulica. 

 Solana ha asegurado que no descartan reabrir la batalla judicial por Yesa, aunque ha asegurado que preferirían buscar  “soluciones alternativas” de respeto al territorio y que dieran también una “satisfacción razonable” a las demandas de los regantes.  

 Pero ha defendido la necesidad de sentar unas bases de “equidad territorial” por las que se prioricen la “racionalización” y la “optimización” de mucho recurso hidráulico ya regulado y se renuncie a incrementar el regadío “de forma exagerada”, con una “visión integral” de las cuencas de los ríos como” ecosistemas que deben llegar al Delta del Ebro”.