Una última victoria para Alberto Zapater

El Real Zaragoza despide la temporada este viernes recibiendo al Tenerife en el estadio de La Romareda en un partido sin nada en juego pero con mucho componente sentimental, ya que será el último encuentro de Alberto Zapater con la camiseta blanquilla.

Día de emociones el que se va a vivir en el feudo zaragozano con la despedida del tercer jugador con más partidos de la historia del club. El capitán suma en estos momentos 421 encuentros oficiales defendiendo los colores del Real Zaragoza, con garra, esfuerzo, profesionalidad y compromiso. Acumula un total 12 temporadas, casi 32.000 minutos, 13 goles, cientos de choques portando el brazalete de capitán y momentos inolvidables que perdurarán por siempre en memoria de los aficionados zaragocistas. No ha sido el regreso soñado para Alberto Zapater, ya que no ha podido llevar al equipo a Primera División, su objetivo cuando llegó en esta segunda etapa al club. Sin embargo, se marcha con todo el cariño de la afición y un homenaje a la altura de su leyenda.

No tiene mucho sentido hablar de fútbol este viernes, un partido sin nada en juego para ninguno de los dos equipos en el que hoy más que nunca, solo vale una victoria para brindársela al capitán. Zapater será titular en el partido, como reconoció en rueda de prensa Fran Escribá, que afirmó que estaba preparado para el encuentro: "Su mentalidad está en el partido del viernes y eso es lo que necesitamos". El técnico blanquillo intentará hacer el once más competitivo posible para competir ante un equipo canario que destaca por su calidad ofensiva.

Por su parte, el Tenerife llega con las dudas hasta última hora de Enric Gallego y Pablo Larrea, que están en la convocatoria y se espera que lleguen en condiciones. Bajas seguras serán Aitor Sanz por acumulación de tarjetas e Iván Romero por unas molestias. El conjunto tinerfeño ha tenido una temporada irregular en la que se metió en puestos de descenso en las primeras jornadas, pero después Ramis supo reconducir la situación para situar a los suyos en una posición tranquila y sin riesgo, algo similar a lo que ha ocurrido con el conjunto maño.