Nuevo sistema y contundencia en las áreas son las armas de la SD Huesca para salvar la categoría

La SD Huesca ha aprendido a ganar en Primera División. Es un hecho indiscutible. De las cuatro victorias que suma el equipo oscense en la máxima categoría, dos han sido en las dos últimas jornadas. A ello hay que sumar un empate a 0 frente a la Real Sociedad a domicilio que ya anticipaba el cambio de rumbo. Este cambio en los resultados viene motivado por dos razones de peso: la mejoría del juego en ambas bandas –como explicó Francisco Rodríguez- y el cambio de sistema pasando de una defensa de cuatro a una línea de tres con dos carrileros.

La mejoría en las áreas es notoria. En defensa, el Huesca ha encadenado su tercer partido consecutivo sin encajar un gol, algo importante para uno de los equipos con más goles en contra hasta la fecha. Arriba, el conjunto altoaragonés ha pasado de errar las innumerables ocasiones que generaba a convertir en gol las escasas de las que disfruta en los últimos partidos. En este apartado sobresale un nombre propio: Enric Gallego. El catalán aporta al equipo una referencia arriba sobre la que fijar el juego y un olfato goleador que le hace mirar la portería contraria en cuanto puedo. Este sábado, además, el Chimy Ávila no quiso desaprovechar la oportunidad de su titularidad y dio el triunfo a su equipo con dos goles.

El cambio de sistema introducido por Francisco ha modificado de forma notable el juego del equipo. Antes, la SD Huesca generaba un fútbol vistoso, con muchas ocasiones en ataque, pero era un equipo poco contundente al que le hacían gol con mucha facilidad. El sistema de tres centrales le hace perder el dominio del juego en algunas fases de los partidos, pero hace del conjunto azulgrana un bloque mucho más férreo y bien asentado. El tiempo dirá si este cambio de rumbo llega con suficiente margen para salvar la categoría.