Tras la memoria del agua turolense

Un gesto tan sencillo y cotidiano como abrir el grifo del agua es suficiente para disfrutar al instante de agua corriente en nuestras casas. Pero ¿y si retrocedemos un siglo atrás? Nuestros antepasados más cercanos no gozaban de este lujo y, tinaja en mano, buscaban la fuente de agua potable más cercana.

En Teruel capital esta fue la dinámica habitual hasta 1931, tal y como recogen en el libro 'Tras la memoria del agua. Abastecimientos y Usos en la ciudad de Teruel' los turolenses Fernando Burillo y Ana Ubé. "Teruel dispone de un acueducto desde mediados del siglo XVI, el de Pierres Vedel. Llevaba agua desde la peña del Macho hasta las fuentes repartidas por la ciudad", explica Burillo.

Sin embargo este agua no fue potable hasta el siglo XIX, así que los vecinos tenían que recoger agua potable en la fuente de los chorros o en otras próximas a la ciudad: "Esto suponía un problema serio porque solo los que tenían posibilidades podían contratar los servicios de los aguadores para que les llevasen el agua a casa y el que no, tenía que ir a la fuente", continúna Burillo.

Ya en el año 1929 el ingeniero José Torán presentó un proyecto para llevar el agua a los hogares turolenses y solucionar el problema. Para ese entones, la inacción política había convertido a Teruel en la única capital de provincia sin agua corriente.

La gestión de las aguas residuales

Una vez que los hogares de Teruel habían conseguido disponer de agua potable, se encontraban con el problema de la gestión de las aguas residuales. Ana Ubé recuerda cómo en la República se sacó a concurso el proyecto del alcantarillado en el que también participó José Torán. Sin embargo fue un zaragozano, Bartolomé Núñez, quien ganó.

Los autores reivindican en este volumen la figura de José Torán que, no solo regaló a la ciudad el preciado bien del agua, sino que fue artífice de la famosa escalinata y participó junto a Fernando Hué en el proyecto del viaducto viejo de la localidad.