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Irene Vallejo: "Tenemos la obligación de conservar las historias y transmitirlas a nuestros hijos"

La escritora aragonesa conversa con Teresa Azcona sobre el gran éxito literario de la temporada, que está a punto de alcanzar la quinta edición

ARAGÓN CULTURA /
icono foto Irene Vallejo y Teresa Azcona durante la conversación

Luis Landero, Mario Vargas Llosa o Carlos García Gual elogian el último trabajo de Irene Vallejo en la faja del volumen editado por Siruela. "Este libro es un clásico, o eso es lo que interpreto yo". Así iniciaba Teresa Azcona, directora de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV), su conversación con la escritora aragonesa en el Salón de Música del Palacio de los Condes de Sástago en la capital aragonesa.

Un encuentro auspiciado por la zaragozana librería Antígona para abordar algunos de los temas que aparecen en el ensayo literario 'El Infinito en un Junco', como la relación de los libreros con los lectores anónimos, los juramentos y maldiciones de las bibliotecas antiguas, e incluso escenas de la inolvidable cinta de Giuseppe Tornatore 'Cinema Paradiso'.

El ensayo de Irene Vallejo es un libro de viajes, una ruta con escalas en los campos de batalla de Alejandro Magno y en la Villa de los Papiros bajo la erupción del Vesubio, en los palacios de Cleopatra y en el escenario del crimen de Hipatia, en las primeras librerías conocidas y en los talleres de copia manuscrita, en las hogueras donde ardieron códices prohibidos, en el gulag, en la biblioteca de Sarajevo y en el laberinto subterráneo de Oxford en el año 2000.

"Uno de los objetivos del libro era rescatar del olvido a esas maravillosas figuras que no aparecen en los libros de texto ni se mencionan en las aulas, pero forman parte de nuestra historia intelectual", apunta la autora. Así, su trabajo es también un homenaje a la aventura colectiva protagonizada por miles de personas que, a lo largo del tiempo, han hecho posibles y han protegido los libros: narradoras orales, escribas, iluminadores, traductores, vendedores ambulantes, maestras, sabios, espías, rebeldes, monjas, esclavos, aventureras.

Tras curiosas anécdotas contenidas en el volumen como momificaciones con papiros literarios, edificios de post-it o la evolución histórica de la conservación de los textos desde Alejandría a la actualidad, Teresa Azcona cerraba la conversación apuntando que, este libro "es un homenaje a los que han salvado y salvan las historias y tú, Irene, también las estás salvando con este ensayo".

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