Publicidad

Silvia Laplana, sin cobertura en el Valle de Escuain

La meteoróloga viaja a Rebilla, una aldea que estuvo deshabitada y hoy vuelve a la vida, en el último episodio de la temporada del programa de Aragón TV que se emite este domingo a las 21:20 horas

ARAGÓN CULTURA /
Pulsa para ampliar

El domingo 17 de noviembre a las 21:20, se estrena en Aragón TV el último episodio de la temporada de la serie Sin Cobertura. En este caso la protagonista es la meteoróloga Silvia Laplana y la pequeña población de Rebilla, un pueblo de cuento que se encuentra en el escondido Valle de Escuaín.

Rebilla es el pueblo de la familia paterna de Silvia, abandonado hace décadas. En los últimos años, la ilusión y el trabajo de familiares vinculados al pueblo han hecho que las casas se vuelvan a poner en pie. Entre estos vecinos se encuentra Juanjo Laplana, padre de Silvia. Juanjo no solo ha recuperado su casa en Rebilla, lleva años recuperando la memoria del pueblo y del valle, rescatando fotos, partidas de nacimiento, testimonios; haciendo un trabajo tan concienzudo como necesario y trasmitiendo esta pasión a su hija.

En el programa, Silvia conversa con Antón sobre sus recuerdos en el pueblo, sobre su vinculación con el valle y sobre su profesión. Desde su visión de meteoróloga, analiza cómo el clima de esta zona fue clave para que décadas atrás se despoblara.

Rebilla guarda otro tesoro, por su ubicación privilegiada y por lo poco transitado, se ha convertido en un lugar idóneo para la observación de aves rapaces. El quebrantahuesos, una especie casi desaparecida en todos el mundo, tiene en Rebilla un lugar de observación formidable. La Fundación Quebrantahuesos tiene allí una de sus sedes y supone otro impulso para el renacer del pueblo.

En todo el Valle de Escuaín viven apenas 20 personas de manera continúa, una de las familias que han apostado decididamente por este lugar es la familia Sesé. Feliciano Sesé, el padre, es hostelero, guarda forestal, alcalde de Tella; pero sobre todo es um ganadero dedicado a la ganadería extensiva, clave para que los valles mantengan su equilibrio y belleza.

Al igual que Juanjo Laplana, Feliciano ha trasmitido la pasión por la vida en este valle a sus hijas. Elena Sesé su hija es un ejemplo de que no todo está perdido. Se formó en Barcelona y Bruselas y con lo aprendido regresó al valle para, junto a su hermana y su prima, crear un sueño, La Posada de Silván, un maravilloso restaurante y hostal que ha dado una nueva vida y esperanza a Tella.

Fotografías

Fotografías