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Palabras que escriben la historia de la humanidad

El 'Nuevo diccionario histórico del español' de la Real Academia Española supera los 5.600 artículos con su última actualización

ARAGÓN CULTURA /
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La Real Academia Española (RAE) sigue enriqueciendo sus obras académicas merced al incesante trabajo de sus equipos de lingüistas. Es el caso del Nuevo diccionario histórico del español, que ya ha superado los 5600 artículos con su última actualización (en concreto, alcanza la cifra de 5610). El NDHE, que se desarrolla gracias al apoyo de Inditex y a la colaboración de la Fundación San Millán, ha publicado 736 nuevos artículos, que contienen 1210 acepciones, 126 subacepciones, 33 envíos a unidades pluriverbales y más de 15 120 ejemplos, procedentes de múltiples fuentes (entre las que destacan los corpus académicos, diccionarios, tesoros lexicográficos, ficheros, hemerotecas y bibliotecas virtuales). Se dan a conocer, además, 165 nuevas versiones de artículos publicados en ocasiones previas. Dado que la redacción del diccionario se organiza en función de la pertenencia de las palabras a una misma familia léxica o a un mismo dominio semántico, en esta ocasión se han elaborado artículos de vocablos pertenecientes a diversos ámbitos.

Por ejemplo, palabras (y sus familias) que designan armas o máquinas bélicas. Además de mandrón, se ha afrontado la elaboración de las monografías dedicadas a taladro y trépano. El sustantivo taladro, empleado ocasionalmente para referirse a una máquina bélica de asedio, se registra ya en la Edad Media como denominación de un instrumento que sirve para hacer agujeros, aunque también se refiere en la actualidad a una máquina o dispositivo empleado para perforar el suelo con el fin de construir galerías, pozos o túneles; estos significados están también presentes en sus derivados, como taladrar, taladradora, taladrear, taladradura, taladraje o taladrizar. Además, taladro designa distintos tipos de insectos que perforan distintas plantas y árboles, al igual que sus derivados taladrilla o taladrillo. Por su parte, trépano, aunque también se ha usado ocasionalmente para denominar una máquina de guerra, se usa desde la Edad Media en el ámbito de la medicina para referirse a un instrumento quirúrgico; en su familia se incluyen palabras como trepanar, trepanación o trepanotomía. Disponen también de artículo propio algunas adaptaciones de voces de armas de fuego de origen inglés, como güincheste, mitigüeso (o mitigüeson) o rémito, que pueden leerse en paralelo con la historia de winchester y rémington, publicadas en entregas anteriores.

También se han actualizado las palabras que designan enfermedades y partes del cuerpo; tras haber redactado pulmón y bofe, en esta ocasión se ha afrontado el estudio de chofe y buétago (en cuya familia se inscribe el verbo abotagar y sus derivados, así como botagueño y botagueña, palabras que designan embutidos hechos con buétagos), además de la redacción de otros vocablos vinculados al ámbito de las enfermedades respiratorias, como silicosis. Por otra parte, se ha continuado completando la nómina de derivados de esclerosis, con artículos como aortoesclerosis, aterosclerosis o nefroesclerosis, sin olvidar euroesclerosis, voz modelada en el dominio de la economía y de la política.

Fuente de consulta siguen siendo las palabras que designan instrumentos de medida, como acidímetro o acidómetro, alcalímetro, butirómetro, cremómetro, fulgurómetro, galactotímetro o galactímetro, lactodensímetro y pirheliómetro; muchas tienen en común su procedencia francesa.

O las que designan instrumentos musicales, como castrapuercos, chirisuya, gargavero, lituo o monaulo. La voz tuba, atestiguada desde la Edad Media como nombre de un instrumento musical de viento, se emplea también en el ámbito de la anatomía para denominar algunos conductos del cuerpo humano, conocidos en la actualidad con mayor frecuencia como trompas (de Eustaquio y de Falopio), significados que heredan algunos de sus derivados (como tubario, tubárico, etc.). A su vez, la redacción del artículo dedicado al instrumento musical denominado silbato explica la elaboración de las monografías consagradas a la amplia familia de silbar, con voces como silba, silbido, silbo, silbador o silbón.

Además, es curioso el caso de las palabras (y sus familias) que designan animales, como dendrolago, marmota (en cuya familia se integran palabras como marmotear o marmotismo) y canguro, que designa también algunas prendas de vestir (con lo que entronca con el mundo de la indumentaria). Canguro, que tuvo que rivalizar en sus inicios con préstamos crudos como kangourou (tomado del francés) o kangaroo (del inglés), ha dado lugar a más de una veintena de derivados en español, cuyos significados se relacionan muchas veces con el cuidado de los niños, y está presente en algunos de los envíos a unidades pluriverbales estudiados en el NDHE (como flor canguro, pata de canguro, rata canguro o tribunal canguro). Además, se publican los artículos de palabras que designan algunos tipos de tortuga, como joloc, hecate, tequeteque o terrapene.

Por otro lado, se ha continuado incrementando el caudal de voces pertenecientes a familias léxicas redactadas en etapas anteriores (como, por ejemplo, cronometrizar, cronometrismo, etc.), así como algunos homónimos (y sus familias) de palabras ya publicadas, como delfín2 (‘heredero y primogénito del rey de Francia’ y, por extensión, especialmente en el mundo de la economía y de la política, ‘persona designada o elegida por otra, por una organización o por un grupo para sucederla en un puesto relevante de esa entidad o equipo’).

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Entrevista a Mar Campos, coordinadora del proyecto, en 'La Cadiera'
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