Marta Miret: "La arquitectura no es solo el objeto construido, sino la manera en la que se habita"

El confinamiento domiciliario de principios de año nos hizo ver nuestras casa de otra forma. Al pasar ahí 24 horas queríamos adaptar algunas zonas y aprovechar otras para hacer aquellas tareas que, en la normalidad, hacíamos saliendo a la calle. Nos dimos cuenta de que las ventanas eran mucho más que un agujero por el que entra la luz y los balcones nos conectaban con una realidad que no nos gustaba, pero que nos apetecía volver a pisar, respirar, tocar o abrazar.

Empezamos a ver las construcciones de nuestras ciudades con otros ojos y eso es algo que también han hecho los propios arquitectos. Es el caso de la zaragozana Marta Miret que en su libro 'Pandemia y confinamiento mirado por los ojos de una arquitecta', consigue hilar la pandemia con la arquitectura y demuestra que la arquitectura es un reflejo general de la sociedad.

Por ello, es posible leer en las construcciones de cada época la relación que tiene el hombre con el mundo y consigo mismo porque la arquitectura "no es solo el objeto construido sino la manera en la que se habita", explica la autora. En sus primeras salidas al supermercado, empezó a observar los edificios de otra manera: "No podía mirar del mismo modo, miraba lo que faltaba. Me imaginaba otro tipo de arquitectura y pensaba cómo podría ser más amable".

La desescalada también tuvo sus fallos. En el texto, la autora señala la forma en la que se delimitaban los espacios y la asemeja a la de la escena de un crimen: "Me preocupa ver cómo en los colegios y en los espacios públicos se limitan los espacios con cintas de rayas. Estoy segura de que la arquitectura aquí puede y debe decir mucho. Tenemos que encontrar la fórmula de no criminalizar el acto", concluye.

Miret lanza un mensaje a los profesionales y les anima a tomar conciencia de esta realidad: "Tenemos que dejar atrás el narcisismo por el objeto. Debemos cambiar la mirada y tener en cuenta para quién diseñamos los espacios".