'Los invisibles', carteles inéditos de Isidro Ferrer

¿Por qué algunos carteles nunca llegan a ser vistos? ¿Siguen siendo carteles si nadie los ve? ¿Dónde se quedan los carteles que nadie quiere? ¿De verdad no los quiere nadie o es alguien quien no los quiere? ¿Qué sentido tiene la expresión “no los quiero ni ver”? ¿Qué otra cosa puede no quererse para un cartel?

Estas son las primeras preguntas que vienen a la cabeza cuando Isidro Ferrer dice que ha realizado algunos, bastantes carteles que nunca han ocupado un espacio público, condición necesaria para que un cartel sea un cartel. Cuando se atreve a decir que, además de algunos y bastantes, ha realizado muchos que nunca hemos visto, aparece la sorpresa y una nueva pregunta.

Son “Los invisibles”, carteles que nunca llegaron a colgarse de una pared, ni estuvieron jamás colocados en la fachada de un local, ni esperaron el autobús mientras nosotros esperábamos el autobús. Y sin embargo, “Los invisibles” existen. “Los invisibles” son carteles que no salieron a la calle porque alguien prefirió otro cartel, porque alguien no supo qué cartel preferir, o porque, de repente, ya no había alguien o no había calle.

¿Cuántos carteles hay que hacer para hacer un cartel? La respuesta es larga, quizás ocupe horas, días, formularla, quizás haya que formular algunas, bastantes, muchas respuestas antes de formular la respuesta. Así son los procesos de creación.

Teatro Arbolé acoge una exposición, bajo el mismo nombre y que consta de un total de 14 carteles inéditos a gran formato, de 2 por 1,40 metros, en su mayoría con temática relacionada con las artes escénicas, carteles que no se escogieron para un encuentro de música, para una obra de teatro, porque había una segunda opción del mismo autor, o porque ese festival se suspendió cuando ya estaba realizado.

En “Los invisibles” el visitante descubrirá un diseño gráfico apartado técnicamente del objeto sutilmente fotografiado, lejano retóricamente de la paradoja, señas de identidad de la obra de Isidro Ferrer, y decidido a explorar hasta dónde puede llegarse con el dibujo y la mancha. Oficio de dibujante se decía hasta hace bien poco, pero ya no se dice.

Los carteles también se reúnen en un libro que ha alcanzado su segunda edición (revisada) y consta de 240 páginas. Exhibe 221 carteles diseñados por Isidro Ferrer. Hasta 1999, se ha elegido un cartel por año. A partir del 2000 se presentan varios carteles por año. “No se trata de toda la obra de Isidro Ferrer, es un inventario incompleto de su obra”, afirma Grassa Toro, para quien “Isidrio Ferrer es, sin duda, el diseñador de carteles más importante de España, que cada año recorre el mundo, desde Estados Unidos a Irán".

En el libro, cada cartel va acompañado de un comentario más cercano a la espontaneidad oral que a la erudición escrita; el autor quería acercarse con este modo de expresión a la voz humana. Es posible que de haber tenido a disposición una tinta mágica, cada comentario variara en cada nueva lectura.

Todo ello precedido por una larga conversación entre Isidro Ferrer y Grassa Toro. Descubren, no solo la trayectoria cartelísttica del autor, sino una forma de entender el trabajo y el cartel como soporte y como objeto activo. Junto a Isidro Ferrer, su asiduo colaborador Grassa Toro reflexiona sobre las múltiples formas en las que el cartel actúa.

Isidro Ferrer

Isidro Ferrer es un ilustrador y diseñador gráfico aragonés formado en arte dramático. Este dato es muy significativo ya que sus trabajos están llenos de una carga expresiva y poética que los hace muy personales y reconocibles. Decenas de libros, cientos de carteles, delicados objetos, enormes fachadas, cortos de animación, esculturas, textiles, imágenes de marca, lámparas. Cualquier soporte, técnica, canal de comunicación, le sirve a Isidro Ferrer para expresar con imágenes su pasión por el teatro de la vida.

Premio Nacional de Diseño 2002, Premio Nacional de Ilustración 2006, Miembro del AGI (Alliance graphique international), abarca con su obra y su palabra una vasta geografía física y emocional.