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Literatura de cordel y romances de ciego en Aragón

Entre las múltiples formas de contar historias antes de la radio o la televisión, existía un género literario tradicional que recuerda la labor de los trovadores o juglares de la Edad Media

ARAGÓN CULTURA /
Copleros, juglares y pícaros ambulantes contribuyeron a conservar las historias de la tradición oral
icono foto Copleros, juglares y pícaros ambulantes contribuyeron a conservar las historias de la tradición oral

Hubo una época en la que no existía pueblo ni aldea en Aragón en la que, en día de feria o romería, no se cantasen las coplas de un crimen, las hazañas de un bandido, la vida y muerte de un torero o cualquier otra calamidad pública como inundaciones, guerras, terremotos y pestes. El medio que se empleaba era el de la literatura de cordel, un tipo de poesía escrita en forma de rima y en ocasiones ilustrada, que muchos denominaron la Nueva Juglaría.

El apellido “de cordel” estaba ligado a la forma de comercialización de los folletos en Portugal, donde eran colgados en cuerdas y expuestos horizontalmente en los balcones. La tradición se exportó a España y a otros países con los que establecieron relaciones comerciales. Concretamente, en nuestro país, muchas de estas obras fueron compuestas por relatos de ciegos. 

En su época, las ilustraciones ayudaban a la expansión de los hábitos de lectura entre la gente humilde y a luchar contra la analfabetización. Hoy en día, representan un fiel reflejo del imaginario popular. Pero, ¿por qué se les llamaba romances de ciego?  Instrumentos como la zanfona, la mandolina o incluso el violín, servían para introducir estas historias basadas en hechos cotidianos, episodios históricos, leyendas y religión.

El 'Romance de la Agustinica" rescatado por Somerondón es una de estas historias que recogían relatos espeluznantes que llamaron la atención de más de uno, incluso del propio Antonio Machado, que reconoció haberse inspirado en alguna de estas historias para su Alvargonzález.

En las últimas décadas, varias iniciativas han rescatado este género en Aragón. Es el caso de la colección “Cordelería ilustrada”, en la que se editan algunas obras en este formato y que coordina el escritor y profesor hijarano Víctor Guiu. Otra iniciativa es la del Teatro Arbolé, que hace casi tres décadas, inició un encuentro de cantores de romances de ciego.

Existen muchas causas de la desaparición de la literatura de cordel, como el surgimiento de la prensa sensacionalista e incluso su prohibición en ciertas épocas. Pero lo que nadie puede negar es su valor sociológico y etnográfico, ya que fue uno de los medios con mayor difusión de la lírica cancioneril y del Romancero del prerrenacimiento. Así como un claro precursor de las narraciones de aventuras, de las que muchas generaciones siguen disfrutando.

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