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HISTORIA ILUSTRADA

La heroína Manuela Sancho en la pluma de Ana Alcolea y los trazos de Coco Escribano

Será el primero de una larga lista de títulos dedicados a mujeres y hombres ilustres de la zona y que formarán parte de la colección 'Zaurines' de la Comarca Campo de Belchite

ARAGÓN CULTURA /
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Manuela Sancho supo que estaba destinada a realizar grandes hazañas. De niña ya imaginaba que su nombre se recitaría en versos y figuraría escrito en las páginas de los libros. Nacida en Plenas, vivió la guerra de la Independencia en Zaragoza. Luchó contra las tropas francesas de Napoleón, y sus heroicas acciones la hicieron merecedora de habitar para siempre en la memoria de la Historia.

La escritora Ana Alcolea y la ilustradora Coco Escribano plasman su historia en un volumen editado por la Comarca Campo de Belchite. Será el primero de una larga lista de títulos dedicados a mujeres y hombres ilustres de la zona y que formarán parte de la colección Zaurines.

¿Qué significa? La palabra "zaurín" es un término aragonés que hace referencia a una persona "movida, inquieta" y que describe a cada uno de los personajes que protagonizarán la colección. Entre ellos Francisco de Goya, José Antonio Labordeta, Benjamín Jarnés, el arzobispo Apaolaza o la propia Manuela Sancho.

Para su realización, este libro ha contado con la ayuda del Programa de Desarrollo Rural para Aragón 2014-2020, en el marco de la convocatoria de las Ayudas Leader a través del Grupo de Acción Local ADECOBEL.

¿Quién fue Manuela Sancho?

"Una muchacha delgada, intrépida, grandiosa. La imagen de la serenidad trágica". Así describió Benito Pérez Galdós a nuestra protagonista en su novela ‘Zaragoza’.

Manuela Sancho y Bonafonte nació el 14 de junio de 1784 en Plenas, una localidad de 800 habitantes en la comarca zaragozana de Campo de Belchite. Hasta los 12 años, vivió entre la arboleda de la Tejería, el barranco del Sabinar o el monte Tarayuelas. Encomendándose a Nuestra Señora del Carrascal cada vez que tenía que hacer cosas “de chicas” y ayudar a su madre, en lugar de jugar con sus hermanos a las batallas.

Un día, junto a sus padres y sus cuatro hermanos, cambió esos paisajes por las calles de Zaragoza. Y con este cambio de aires, acabó su infancia para dar paso a su adolescencia. A sus 24 años, la llegada de los franceses a la capital aragonesa y el primer sitio de la ciudad trastocó sus planes.

Manuela participó, como muchas otras mujeres, en tareas de avituallamiento mientras se sucedían las armas, las bombas y los cañonazos de los visitantes del país vecino. Poco tardó en formar parte de la primera línea de la batalla encendiendo la mecha de los cañones, junto a otras heroínas de la época como Agustina de Aragón o Casta Álvarez y otras muchas cuyos nombres no han llegado hasta nuestros días. 

"En los Sitios de Zaragoza empezó rellenando el agua de las cantimploras pero acabó encendiendo mechas, defendiendo el Convento de San José", explica la escritora Ana Alcolea en una entrevista en 'La Cadiera' de Aragón Radio. Por ello, Palafox la condecoró con honores el 3 de enero de 1809 y ecibió el Escudo de Distinción, que le proporcionaba una pensión de dos reales al día.

Manuela falleció en Zaragoza en 1863 a sus casi ochenta años, de una pulmonía en su casa del Callejón de San Jerónimo. En su edad avanzada se la describe como una mujer alta, vigorosa, de facciones duras y tipo hombruno, y ya entonces muy sorda. A pesar de ello, le gustaba hablar de su pasado y lucía en las fiestas la cinta roja.

A Manuela le dio tiempo de acudir al homenaje que le hicieron en la ciudad, cuando pusieron su nombre a una calle, la misma en la que recibió un disparo durante el conflicto. Y, aunque nunca lo supo, se convirtió en un personaje literario, tal y como soñó desde su infancia.

Los sueños de Manuela

Alcolea y Escribano cuentan que la propuesta nació de Guiomar Alquézar, responsable de Turismo y Cultura de la Comarca Campo de Belchite. Ambas han llevado a cabo un ingenioso ejercicio de imaginación, presentando a los lectores la etapa de la infancia de Manuela Sancho: con qué soñaba, qué historias le gustaba escuchar e incluso a quién se encomendaba cuando tenía problemas. El coraje, la templanza, la atmósfera del tiempo en el que le tocó vivir... Todo queda reflejado en los textos de Ana y los trazos de Coco.

"Manuela rompió moldes como mujer en su época", afirman Alcolea y Escribano. De niña, prefería jugar con sus hermanos a las batallas a ayudar en casa o hacer las labores destinadas a las chicas. Se casó tres veces, con Manuel Martínez, labrador, después con Joaquín Tapieca, sargento 2.º graduado y después portero en la Intendencia militar, y muerto este en 1849, se volvió a casar en 1853 con Santiago de San José, guarnicionero, que la sobrevivió.

Las autoras no han perdido la oportunidad de hacer un guiño a la única fotografía que ha llegado hasta nuestros días de Manuela Sancho y que probablemente se sacó de ella.

Las autoras

Ana Alcolea, nacida en Zaragoza, ha sido profesora en institutos de Educación Secundaria. Ha publicado artículos de investigación literaria, didáctica y de estética, así como novelas, tanto para niños como para público joven y adulto. En 2001 publicó su primer libro para jóvenes, El medallón perdido, inspirado por la muerte de un primo en accidente de avioneta en África. Después llegaron El retrato de Carlota (2003), Donde aprenden a volar las gaviotas (2007) y El bosque de los árboles muertos (2010), y un libro para adultos: Bajo el león de San Marcos (2009). Ha publicado también ediciones didácticas de obras de teatro y numerosos artículos sobre la enseñanza de Lengua. Es Premio Anaya, Premio Cervantes Chico, Alumna Distinguida de su Universidad, Premio Búho y Premio de las Letras Aragonesas. En 2021 acaba de estrenar su primera obra de teatro.

Coco Escribano, es una artista e ilustradora Conquense afincada en Zaragoza. Estudió Bellas Artes en Cuenca, esa pequeña ciudad donde se instaló la vanguardia española en los 60 y se inauguró el primer museo Abstracto de España. Coco Escribano diversifica su obra en distintos campos, por un lado su trabajo personal que suele mostrar en proyectos expositivos (recientemente ha expuesto en Barcelona, Zaragoza y en el festival de arte naif de Polonia) y por otro lado, su faceta como ilustradora. La obra de Coco se caracteriza por un estilo naif lleno de color, donde la figura femenina es la protagonista. Un tema recurrente en su obra es el discurso acerca de la dualidad del ser humano y la no-armonía de éste con la naturaleza.

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Entrevista a Ana Alcolea y Coco Escribano en 'La Cadiera'
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