¿Danza urbana o danza clásica?

Jorge Franch es un bailarín y profesor de danzas urbanas, y dirige la escuela y espacio ResisDance. Blanca Álvarez, por su lado, es una bailarina y profesora de danza clásica en el Conservatorio Municipal Profesional de Danza de Zaragoza. Ambos se han juntado en el programa de Atónitos Huéspedes de Aragón TV para hablar de las similaridades y las diferencias de la danza urbana y la danza clásica.

Los orígenes

Jorge reside en Zaragoza, aunque proviene de Monzón (Huesca). Allí creció junto a sus amigos de la infancia vinculados a la danza y a movimientos culturales como el hiphop, lo que les llevaba a “invertir muchas horas en la calle”, asegura.

El bailarín considera que eran "chicos de calle”, y de no ser por su encuentro con el hiphop, eran “carne de cañón” en una época donde las drogas estaban a la orden del día. Así, no pensaban que pudieran llegar a profesionalizarse en esta profesión.

Blanca comenzó desde pequeña, cuando no podía evitar sentir fascinación cada vez que veía ballet. Su madre la apuntó a una escuela de danza privada en Burgos, desde la que comenzó a formarse.

Las diferencias

Mientras que el hiphop reconoce y propicia fuertemente el sentido de la comunidad, la danza académica está muy tecnificada, con sus casi 200 años de historia. Respecto a esta última disciplina, Blanca considera que “la forma de enseñarla y transmitirla de generación en generación se centra más en el discípulo”, aunque además de la bailarina protagonista, el cuerpo de baile y el resto de componentes son muy importantes también.

Las semejanzas

Franch asegura que “la idea es dar una caja de herramientas, para que sepan construir lo que quieran y desarrollen su propio movimiento”. Así, aunque el hiphop es más abierto y dinámico, Álvarez confía en que la danza clásica intenta que los alumnos “no pierdan su esencia” más allá de la transmisión de lo que reciben de los profesores.

El auge de una disciplina

Según Jorge Franch, “las danzas urbanas se están empezando a comercializar un poco”. Así, destaca que el break dance ha sido la última disciplina incorporada a los Juegos Olímpicos, algo que ha generado debate a nivel mundial: por un lado, “existe una reflexión de que es algo cultural y no deportivo”, pero por otro lado puede significar también “una salida laboral mucho más importante”.

Así, ambos profesionales coinciden en la necesidad de incidir en que “no se pierda la esencia, independientemente del contexto donde esté ubicado”, y aseguran los dos: “la danza nos permite crecer como humanidad”.