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José Azul, el escultor que convierte la chatarra en arte

“Yo veía piezas que hacían ellos, que a mí me parecían otra cosa. Había una pieza con la que ellos engarzaban las piedras, en la que yo veía una tortuga”

ARAGÓN CULTURA /

José Azul es el seudónimo que recibe José Ángel López, un artista turolense que convierte la chatarra en animales forjados para decorar las calles de su pueblo. En Zaragoza era el dueño del conocido bar “Azul Rock Café”, un local que frecuentaban populares músicos y artistas.

El estrés y el bullicio de la ciudad hacían que las palabras de su amigo resonaran con más fuerza “oye tío ¿por qué no dejas el bar y te vienes a trabajar con nosotros?”, y así lo hizo. Cambió las copas y los platos por el soplete, descubriendo poco a poco su pasión por el arte, pero sobre todo por la forja y la fragua.

Trabajaba en un taller como otro cualquiera, hasta que un día se dio cuenta de que veía animales en lugar de muebles. Así comenzó todo, desde ese momento, cuando acababan la jornada laboral, se ponía manos a la obra, volvía a encender el soplete y creaba pequeños bichos para sus familiares y amigos. Como si de un puzzle se tratase, ponía las piezas en el suelo, y con ayuda de una tiza dibujaba aquello en lo que se iba a convertir el trozo de chatarra que tenía ante sus ojos.

El último encargo que ha recibido este escultor es el que más llama la atención, un ojo de cuatro metros con el que se conmemorará los 900 años de La Batalla de Cutanda. Aunque este no es su único trabajo, ya que este herrero se encarga de crear los trofeos de varios concursos como los Premios de Música Aragonesa, la Jamon Bike o el Concurso de Fotografía sobre el Azafrán.

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