Los Reyes Magos en el románico aragonés

El culto a los Reyes Magos ha sido muy importante desde los primeros cristianos y esta relevancia se deja ver en numerosas manifestaciones artísticas a lo largo de la historia. La representación más antigua que se conserva, aparece en forma de mosaico en el arco de triunfo del ábside de la Basílica de Santa María la Maggiore en Roma, fechada en el año 432. La representación tiene una clara influencia bizantina.

En Aragón la representación de los Reyes Magos en el arte es también muy extensa, pero existen algunas piezas especialmente relevantes. En el Museo Diocesano de Jaca, se conservan las pinturas de Navasa, del principios del siglo III que muestran a Cristo en el regazo de María recibiendo los regalos de los tres Reyes Magos sobre cuyas cabezas aparecen los “tituli” que los identifican.  Uno de ellos se postra ante el niño que aparece en actitud de bendecir mientras los otros esperan con sus presentes. En la escena aparece también la estrella que guía a los Magos y que uno de ellos señala.

La escena fue muy repetida en el románico aragonés, con numerosos ejemplos, como el que encontramos en San Pedro el viejo, en Huesca, en el tímpano de acceso al claustro, en una escena que se desarrolla bajo una estrella, la estrella de Belén.

La peculiar iglesia románica de Santiago de Agüero guarda también varias representaciones de los Reyes Magos. La primera, en el tímpano de la portada que representa la adoración de los reyes. En el friso que recorre el interior del templo, se muestra una imagen distinta en la que se puede ver a los tres magos en una misma cama, con sus coronas y cubiertos por una sábana, mientras son alertados por el ángel de que no vuelvan a dar aviso a Herodes.

En San Juan de la Peña los reyes magos son representados a caballo en un capitel en parte deteriorado en la parte interior del claustro y los Magos aparecen también en un capitel del pórtico de Luesia o la portada de San Salvador de Ejea de los Caballeros.