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'Enraizadas, mujeres bajo un mismo cielo', en el Día Internacional de las Mujeres Rurales

Celebramos esta cita con un recorrido intimista por mujeres que viven en el medio rural y que han decidido "echar raíces" en él, con textos de Vega Latorre e imágenes de Guada Caulín

ARAGÓN CULTURA /
Pilar Edo, agricultora (F. Guada Caulín)
icono foto Pilar Edo, agricultora (F. Guada Caulín)

Las mujeres rurales-una cuarta parte de la población mundial- trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.

Sin embargo, como señala ONU Mujeres, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.

Además, numerosos estudios afirman que las mujeres y las niñas están en desventaja en esta pandemia, un problema que se agrava más aún en las zonas rurales. Las mujeres rurales ya enfrentaban, y se enfrentan, a batallas previas específicas en su vida diaria a pesar de sus roles clave en la agricultura, el suministro alimentario y la nutrición. Ahora, desde el COVID-19 y las necesidades de salud únicas en áreas remotas, les es menos probable tener acceso a servicios de salud de calidad, medicamentos esenciales y vacunas. Las normas sociales restrictivas y los estereotipos de género también pueden limitar la capacidad de las mujeres rurales para acceder a los servicios de salud.

Además, muchas de ellas sufren de aislamiento, la difusión de información errónea y la falta de acceso a tecnologías críticas para mejorar su vida laboral y personal. A pesar de todo ello, han estado al pie del cañón en la pandemia, incluso con un trabajo de cuidados del hogar no remunerado que ha ido en aumento.

Desde esta perspectiva, en las aldeas remotas, especialmente en las más marginadas, demandan medidas para aliviar la carga del cuidado y redistribuirla mejor entre mujeres y hombres. También necesitan abogar por servicios e infraestructuras básicas suficientes (agua, salud, electricidad, etc.) para apoyar el trabajo doméstico y de cuidados productivo y no remunerado de las mujeres, que se ve agravado por la crisis. 

Es por ello que el tema de este Día Internacional de las Mujeres Rurales es "Construir la resiliencia de las mujeres rurales a raíz del COVID-19", para crear conciencia sobre las luchas de estas mujeres, sus necesidades y su papel fundamental y clave en nuestra sociedad.

'Enraizadas, mujeres bajo un mismo cielo'

"A su altura. No por encima, no por debajo, acompasando el conocimiento con dulzura. Quien se queda para que otros, puedan seguir llegando"

Textos como este acompañan las fotografías del proyecto ‘Enraizadas, mujeres bajo el mismo cielo’. Detrás del mismo están Guada Caulín a los disparos fotográficos y Vega Latorre a las letras. Un proyecto que surgió del Centro de Estudios del Jiloca, ya que las artistas no se conocían previamente. 

Desde una argentina que eligió vivir en un pequeño municipio como Santa Cruz de Nogueras, hasta una arqueóloga que combina estudios para Jiloca con la agricultura y la ganadería. Para captar estas imágenes, Guada ha recorrido miles de kilómetros durante varios meses. Ha conversado y vivido con estas mujeres del Jiloca, para poder captar su esencia y la del territorio que habitan.

En las instantáneas se suceden paisajes reconocibles como los de Bañón, Calamocha, Báguena o Burbáguena, pero la escena es universal a otros pueblos.

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