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'En clave de blues': Historias de Cowboys

El experto Héctor Martinez repasa cada fin de semana este género musical en Aragón Radio en la sección 'En clave de blues' de 'La Cadiera

ARAGÓN CULTURA /
Jazz Gillum and His Jazz Boys
icono foto Jazz Gillum and His Jazz Boys

Siempre hemos imaginado el salvaje oeste poblado por vaqueros, sheriffs e indios, con muy poca presencia de afroamericanos. Hoy vamos a ver la herencia de aquellos años de colonos, carromatos y revólveres Colt en el blues.

Texas Hambone Blues, de Milton Brown & His Musical Brownies (1936)

Este tema musical es un western swing basado en un estándar de blues. Se trata de la música que quizás todos tengamos en la cabeza cuando pensamos en los cowboys bailando en un granero, con su violín, su steel guitar y su piano de pared (con sonido de pianola). Sin embargo, hoy vamos a escuchar canciones de la época dorada del blues, interpretadas por auténticos blues men que hablan de vaqueros que tuvieron cierta fama en su época.

Empezaremos por Lee Shelton, también conocido como Stagger Lee o Sack-O-Lee), cuya historia ha dejado incontables versiones de blues. Nosotros hemos elegido la de Archibald (sonido New Orleans de la mano del recientemente fallecido Dave Bartholomew):

Stack-A-Lee, de Archibald (1950)

La canción habla de Lee Shelton, un conductor de diligencias negro, camorrista, pendenciero y borrachín, que el día de Navidad de 1895 perdió todo su dinero, e incluso su sombrero vaquero de cinco dólares de la famosa marca Stetson, en una partida de póker con su amigo Billy Lyons. Tal era la afrenta que esto significaba para Lee Shelton, que, al no serle devuelto su sombrero, decidió recuperarlo por las malas: le metió un tiro en las tripas a su amigo y le arrebató el sombrero de sus manos ya muertas.

Ahora vamos a hablar de un acontecimiento ocurrido en 1880, el asesinato de  James Brady:

Ducan and Brady, de Leadbelly (1947)

No se trata del famoso sheriff Brady asesinado dos años antes por la banda de Billy el Niño, sino de un agente de la ley de la ciudad Saint Louis que, ante el aviso de una pelea en el salón Starke, entró y fue disparado en el pecho por Harry Duncan, a la sazón, dueño del local. Y ahora, el famoso bandido Jesse James:

Just Like Jesse James, de Jazz Gillum and His Jazz Boys (1938)

Esta canción que habla de cometer un asesinato a sangre fría tal y como haría el forajido Jesse James. A pesar de ser blanco y haber fallecido muy joven, 34 años, en 1882, su leyenda en los estados pobres sureños pervivió, incluso entre la población afroamericana gracias a su identificación como una especia de Robin Hood que repartía parte del botín robado entre las gentes más pobres.

Otro Robin Hood de aquellos tiempos era Railroad Bill, un asaltador de trenes que operaba sobre todo en la L&N (Lousville & Nashville Railroad) y que vendía los botines a un precio muy bajo a los más necesitados:

Railroad Bill, de Will Bennet (1930)

Cansados de sus continuos ataques, los dueños de la L&N decidieron enviar a los detectives de la compañía a la caza del fugitivo. Los distintos encontronazos que tuvieron en Alabama los agentes de la ley con Railroad Bill siempre se saldaron con éxito por parte de éste, que llegó a matar a un ayudante del sheriff en abril de 1895, antes de desaparecer en el bosque. Este suceso tuvo como consecuencia que se ofreciese una recompensa de 500 $ dólares por su captura. Alguien le reconoció y le identificó, aunque sin pruebas, como Morris Slater, un convicto huido dos años antes.

El verano de 1895 fue acorralado en una granja de Florida y el intercambio de balas acabó con el sheriff herido de muerte y Railroad Bill de nuevo a la fuga. Durante los meses siguientes y, a pesar del aumento de los esfuerzos por capturarle, no sólo no dieron con él, sino que siguió asaltando trenes. A finales de 1895, los propietarios de la L&N, el estado de Alabama y el estado de Florida aunaron esfuerzos y elevaron el precio de su cabeza a 1.250 $ lo que provocó que caza recompensas de todo el país viajasen a la región.

Las fuerzas del orden pusieron fin a la historia cuando le tendieron una trampa en la tienda Tidmore and Ward's General Store, en Atmore, Alabama: le citaron con una carta falsa de un amigo que quería reunirse con él y cuando apareció, fue abatido. La versión de los testigos dice que los agentes dispararon sin más contra un hombre que estaba sentado en un barril comiendo queso y galletas. El cuerpo fue expuesto al público que reconoció en el cadáver no a Morris Slater, sino a Bill McCoy, un vecino que, aunque problemático, no había salido nunca del condado.

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