‘En busca de la Ferté', un viaje por el patrimonio industrial abandonado de la provincia de Teruel

En 2020 cerraba la última Central Térmica de la provincia de Teruel y, con ello, una forma de vida, un oficio y un saber que vertebró la vida de muchos de sus habitantes. La arquitectura industrial ha formado parte del paisaje turolense durante muchas décadas, y ahora sufre el abandono y el paso del tiempo.

La escritora Elizabeth Gaskell retrató como pocos los inicios de la revolución industrial en Europa, desde la Inglaterra Victoriana. Su novela ‘Norte y Sur’, publicada en 1855, ponía el foco en este proceso de profunda transformación económica, social, cultural y tecnológica, que poco a poco se fue extendiendo a todos los rincones del continente. Incluso a Teruel, la segunda provincia menos poblada de España, solo superada por Soria, y una de las más envejecidas. Pero Teruel nunca ha sido solo pastos, montes y campos abandonados...

Hubo una época en la que en la provincia convivían la línea de ferrocarril minero más larga, la de Ojos Negros a Puerto de Sagunto. También la central térmica de mayor producción, la de Aliaga. La mina de carbón a cielo abierto más grande de España, Ariño. Y, por si fuera poco, la mina de Azufre más importante del país, la de Libros y una de las industrias azucareras más destacadas, la de Santa Eulalia. Una de las primeras fábricas de papel moneda del estado, la de Villarluengo.

Lo recuerda el nuevo proyecto de Recartografías, ‘En busca de la ferté. Viaje por el patrimonio industrial abandonado de la provincia de Teruel’. Un libro de 300 páginas con fotografías, mapas y figuras a todo color. Una reflexión sobre el mundo global e independiente pero enormemente frágil y vulnerable, como nos han demostrado los últimos meses y una invitación a volver la mirada a los recursos locales, pero no una mirada con nostalgia, sino de futuro. Es también un homenaje a los últimos mineros, bataneros, molineros que durante generaciones vivieron y trabajaron hasta hace muy poco.