El pueblo aragonés de las siete ermitas

Viajamos hasta la localidad turolense de Belmonte de San José, en la Comarca del Bajo Aragón. Fue cuna de aragoneses ilustres como el organero Francisco Zurita o el químico Vicente Gómez Aranda o el periodista y escritor Juan Pío Membrado. Paseamos por sus calles, para descubrir construcciones y elementos declarados Bienes Catalogados del Patrimonio Cultural Aragonés.

Nuestro recorrido por Belmonte de San José comienza en la puerta del Ayuntamiento, el edificio de arquitectura civil más relevante del municipio y que, como indica un azulejo de su lonja, pertenece al conjunto conocido como ‘Casas Consistoriales’. 

Atendiendo a la historia de su toponimia, el primer documento que aparece de Belmonte es la Carta Puebla de 1232 otorgada por Jaime I de Aragón. Pero, a raíz del Real Decreto del 27 de junio de 1916 se añadió el apelativo de Mezquín para diferenciarlo de otra localidad aragonesa, Belmonte de Gracián.

Una ermita ubicada en el monte que domina el valle del Mezquín. Pero no es la única, ya que Belmonte de San José es conocido como “el pueblo de las siete ermitas”

Continuamos paseando por las calles de Belmonte de San José, para llegar hasta la iglesia parroquial del Salvador, en cuyo interior, se encuentra uno de los mejores órganos barrocos de Aragón, protegido por los vecinos durante la Guerra Civil y restaurado en 2007.

Paseando por las calles de Belmonte de San José, encontramos varios elementos en los que es inevitable fijarse. Por ejemplo, la casa del periodista y escritor bajoaragonés Juan Pío Membrado, una de las fotos más buscadas, por el elemento conocido como “la reja parlante”.

Atravesando varios de los portales que cercaban el pueblo en el siglo XIX, encontramos una antigua nevera o pozo de hielo, de los más grandes del Bajo Aragón y cuyo origen se remonta a 1636.

El paisaje del Río Mezquín y Oscuros es Lugar de Importancia Comunitaria, con bosques de ribera. En toda la cuenca del Mezquín hay senderos acondicionados para conocer el entorno natural de la zona. A lo largo de este recorrido, cruzamos puentes y nos topamos con varios molinos harineros.

Por el momento, los habitantes de Belmonte de San José han conseguido que algunos de sus elementos patrimoniales sean considerados Bien de Interés Cultural de Aragón, pero siguen trabajando para incorporar otros más, porque como ven, hay material de sobra.