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Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto

Una jornada para que no se olvide a quienes sufrieron la persecución nazi por pertenecer a un grupo religioso, a una etnia diferente o a una minoría

ARAGÓN CULTURA /
Foto tomada en un gueto de Polonia, donde las personas de religión judía eran obligadas a llevar cosida en su ropa una estrella de David amarilla (Archivo Federal Alemán)
icono foto Foto tomada en un gueto de Polonia, donde las personas de religión judía eran obligadas a llevar cosida en su ropa una estrella de David amarilla (Archivo Federal Alemán)

"Había un lugar llamado la rampa, a donde llegaban los trenes con los judíos. Llegaban día y noche, a veces un tren por día y a veces hasta cinco... Constantemente desaparecía gente del corazón de Europa y llegaban al mismo lugar, sin sospechar cuál había sido la suerte de quienes llegaron antes que ellos. Y toda esa gente... yo sabía que en dos horas el 90% de ellos morirían en la cámara de gas."
(Rudolf Vrba, que trabajó en Auschwitz entre 1942 y 1943)

Antes y durante la II Guerra Mundial (1940-1945), el gobierno de Hitler (Alemania y países ocupados) llevó a cabo una política progresiva de exterminio del pueblo judío y de otras etnias, comunidades religiosas y grupos minoritarios, como los gitanos, los testigos de Jehová, los homosexuales o las personas con discapacidades.

Este genocidio en masa, llamado Holocausto, comenzó con políticas discriminatorias y de segregación en guetos de las ciudades y terminó con la deportación de miles de personas a campos de exterminio donde eran "eliminados". El sufrimiento continuó durante años hasta que en 1945 los ejércitos aliados liberaron los campos de concentración y exterminio.

27 de enero: Para que no vuelva a repetirse

Algunas de las actitudes discriminatorias que llevaron al Holocausto no son muy diferentes de muchas reacciones intolerantes que podemos llegar a ver actualmente a nuestro alrededor. Por esta razón, las Naciones Unidas decidieron dedicar el 27 de enero (fecha de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz) a conmemorar la memoria de las víctimas del Holocausto, con el fin de que el paso del tiempo no disminuya el horror de lo ocurrido y que nunca llegue a justificarse el que ocurriera algo así.

"Negar hechos históricos, especialmente en un tema tan importante como el Holocausto, es simplemente inaceptable. Como también es inaceptable pedir la eliminación de ningún Estado o pueblo. Me gustaría ver que este principio fundamental es respetado tanto en la teoría como en la práctica por todos los miembros de la comunidad internacional."
(Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas (2007-2016))

Ángel Sanz Briz. Una historia de vida, una línea de tiempo, un homenaje

La exposición Ángel Sanz Briz. Una historia de vida, una línea de tiempo, un homenaje, en honor al diplomático aragonés, se inaugura hoy, Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en las dependencias del edificio Seminario (Ayuntamiento de Zaragoza). La muestra en honor al diplomático aragonés se abre al público un año después de haber sido anunciado el inicio del “Año Sanz Briz”, que ha sido comisariado por Miguel Ángel Pallarés, profesor de la Universidad de Zaragoza.

La exposición está organizada por la Unidad Cultural de Cementerios de Zaragoza y ha contado con la colaboración del Grupo de Investigación Argos (IUCA) de la Universidad de Zaragoza y del Centro Sefarad-Israel de Madrid. La muestra se podrá visitar a partir de mañana, fecha designada por la Asamblea General de las Naciones Unidad como Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto por ser el aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz.

El 11 de junio de 1980, el llamado “Ángel de Budapest” falleció en Roma, donde era embajador en la Santa Sede y ante la Soberana y Militar Orden de Malta. Dos días después, su cuerpo fue inhumado en el panteón familiar del Cementerio de Torrero de Zaragoza, ciudad en la que había nacido en 1910. Su apodo le vino dado por su labor humanitaria en la capital húngara en 1944, cuando desde la legación de España, como Encargado de Negocios, logró poner a salvo a miles de judíos que iban a ser deportados a los campos de concentración nazis, tras la ocupación de Hungría por los alemanes y con el apoyo de los fascistas cruciflechados magiares.

Sanz Briz hizo valer un antiguo decreto ya fuera de uso, que reconocía la nacionalidad española de los sefardíes (los judíos que tuvieron que salir de la Península Ibérica tras la expulsión de 1492), para dar protección a familias de dicha religión. Una treta diplomática, que pasaba por multiplicar los pasaportes autorizados, el apoyo decidido de los funcionarios de su oficina, la propia iniciativa para activar casas protegidas bajo la bandera de España, en una ciudad de Budapest cada vez más asediada por el ejército soviético, y el valor para esconder a personas incluso en las propias dependencias de la legación, hicieron que pudiera evitar la deportación de un nutrido número de judíos húngaros. Su acción no pasó desapercibida por Israel, que ya en 1966 lo reconoció a través de Yad Vashem, la institución que honra en ese Estado a las víctimas del Holocausto, como uno de los primeros “Justos de las Naciones”, el título que reconoce a los gentiles que ayudaron a los judíos perjudicados por las violentas medidas antisemitas de los nazis y de otros gobiernos afines.

Pero no solo su labor humanitaria es recordada en la exposición, ya que la muestra supone un recorrido por su vida, desde su infancia zaragozana hasta los homenajes que se le realizaron el año pasado en el XL aniversario de su fallecimiento. Sanz Briz fue un activo embajador de España que representó a nuestro país en numerosos países, por ejemplo como cónsul en Estados Unidos, coincidiendo con la crisis de los misiles de Cuba en 1962, o siendo el primer embajador en la República Popular de China en 1973; de esta manera, su brillante carrera diplomática fue jalonada por numerosos nombramientos y reconocimientos, como la Gran Cruz de Carlos III.

Su figura también ha sido destacada por historiadores e investigadores, que han valorado su labor humanitaria en la capital húngara y su recorrido profesional: así como el cine, los documentales y la literatura también han hecho eco de la bonhomía del “Ángel de Budapest”. Además, el estudio de su acción desde el punto de vista pedagógico aporta en las aulas valores y empatía a la hora de tratar un tema tan controvertido, como se puso de relieve en el Simposio “Enseñar el Holocausto”. En el XL aniversario del fallecimiento de D. Ángel Sanz Briz, celebrado el pasado mes de octubre en Zaragoza.

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