Capítulo 15. Teresa Gil de Vidaure, San Pedro Nolasco y la aventura de los piratas
'Reinas, damas y señoras'. Mujeres en la historia de Aragón
Jaime I había conseguido deshacer su matrimonio con Leonor de Castilla y todavía no había celebrado sus nupcias con Violante de Hungría cuando conoció, siendo ella una niña de apenas 15 años a Teresa Gil de Vidaurre, hija de un noble navarro. Cuentan las crónicas que el rey quedó tan impresionado por su físico que conseguir sus favores, le hizo promesa de matrimonio. Pero la promesa no se materializó en esos momentos pues el rey se casó poco tiempo después en Barcelona con Violante de Hungría (8 de septiembre de 1235), y al parecer ella también contrajo matrimonio con un tal Sancho Pérez de Lodosa, del que pronto enviudó.
A pesar de los matrimonios de cada uno, Jaime I y Teresa Gil siguieron manteniendo amoríos esporádicos de los que nacieron al menos, dos hijos varones. Jaime, señor de Jérica (h.1238 - † 1285) y Pedro, señor de Ayerbe (h.1240 -† 1318).
Muerta la reina Violante, el rey Jaime I y Teresa Gil, intensificaron su relación hasta convertirla en un autentico matrimonio, aunque no había sido legitimado por la iglesia y oficialmente no se celebró ninguna ceremonia pública. Entre ambos, se había establecido lo que se llamaba "palabra de casamiento" o "esponsales de futuro". La relación con Teresa duró unos 10 años y las fuentes históricas la muestran como una mujer de gran personalidad, gran administradora y buena organizadora, indican también que hubo un tiempo en que el rey la consideró a Teresa Gil como su mujer y ella formaba parte del entorno íntimo del monarca.
Pero en 1265 el Rey conoció a la joven Berenguela Alfonso, hija del infante Alfonso de Castilla y la convirtió en su amante, relegando a Teresa en segunda plano. Ella reclamó ante el Papa para legitimar su situación y la de los hijos comunes y lo intentó reiteradamente. Quizás para acallarla y complacerla, el Rey le fue donando numerosas posesiones.
Suele afirmarse que quien desveló la promesa matrimonial hacia Teresa fue el domínico don Berenguer de Castellbisbal, dado que era el confesor del rey y que Jaime I le castigó salvajemente haciendo que le cortaran la lengua. Este castigo le costó a Jaime I el enfado y enemistad del papa Inocencio IV, quien decidió excomulgar al monarca. Revertir esta excomunión le costó al monarca el arrepentimiento y muchos esfuerzos por contentar al Papa.
Jaime I deseaba contraer matrimonio con Belenguela, y para separarse definitivamente de Teresa, argumentó que ella había enfermado de lepra y que podía contagiarse. En aquellos tiempos la lepra era causa legal de separación y se consideraba que si el enfermo estaba casado, su matrimonio quedaba disuelto y todos sus bienes pasaban a manos de sus parientes o de la Iglesia. En realidad no se sabe si esta deformadora enfermedad de la lepra había afectado o no a Teresa Gil de Vidaure, tal vez sólo fue una argucia del rey.
La respuesta del Papa fue contundente:
"Nos admiramos de que tengas la osadía de hacernos tal súplica, contraria a Dios, abominable a los ángeles, monstruosa al juicio de los hombres. Pues no debiste creer que quisiéramos disolver un matrimonio verdadero y ser participes de las uniones ilícitas. Sabemos por ti mismo que habiéndote casado por palabra de futuro con una noble mujer llamada Teresa, según lo manifiesta tu carta, aun cuando en su principio no hubiera sido verdadero matrimonio, trocose en verdadero y consumado por cópula carnal subsiguiente. ¿Cómo pues podrá separar el Vicario de Dios a quienes Dios unió? Lejos de nosotros tal crimen."
A pesar de todo se separaron y en los últimos años de su vida, Teresa se retiró al monasterio cisterciense de la Zaidia, o monasterio de Santa María de Gratia Dei, que ella misma había fundado, donde vivió hasta su muerte, que algunos sitúan en 1280 y otros en 1285 y en 1288. Su cuerpo se sepultó en el altar mayor. Se dijo que había obrado algunos milagros y en la tradición cisterciense ha sido considerada beata. En 1655, con motivo de la curación milagrosa de una monja del convento, se abrió el sepulcro y el cuerpo de doña Teresa fue hallado incorrupto y a fines del siglo XVIII, se encontraba en iguales condiciones.
Teresa Gil de Vidaure nunca recibió el mismo tratamiento formal que Leonor de Castilla o que Violante de Hungría, quizás porque no procedía de ninguna familia real.
Por si todo esto fuera poco, hay una historia que no sabemos si es cierta o no, que relaciona a Teresa Gil de Vidaure con San Pedro Nolasco… y con los piratas. Lo cuenta un escrito del siglo XVII que muchos consideran falto y que cuenta que Teresa acudió a Roma en apelación al verse postergada y desdeñada por don Jaime, y al volver fue hecha prisionera por unos piratas y rescatada por San Pedro Nolasco, fundador de la orden de la Merced que se dedicaba a la redención de los cautivos.
"Llegó a la playa de Argel un pirata de la ciudad, que saliendo a corso volvió con un navío apresado … en la costa de Génova…. Salió también el Santo Redentor [San Pedro Nolasco] a la playa, … y vio dos personas … entre el número de más de cien prisioneros … Eran estos sujetos que conoció San Pedro Nolasco doña Teresa de Vidaurre y un hermano suyo que la acompañaba: Doña Teresa era una principalísima Señora… Sobre las prendas heredadas de su nobleza, le dotó naturaleza de grande hermosura y bizarría: el Rey don Jaime de Aragón, mozo gallardo y brioso, la vio, galanteó y obtuvo (que a un poder soberano difícil es la resistencia) y aseguran las historias le dio palabra de esposo; tuvo en ella algunos hijos…
Doña Teresa de Vidaurre,… litigó su causa ante el Sumo Pontífice, yendo en persona a Roma, para seguirla constante. O no le asistió la justicia o venció el poder ..... con sentimiento y desengaños volvía doña Teresa a España en el bajel que hicieron presa los moros de Argel...
Trató el Santo Redentor con gran prudencia de su rescate hablando al patrón del navío y dueño de la presa. Con sagacidad concertó algunos cautivos que traía, y entre ellos a doña Teresa de Vidaurre y su hermano; hizo el trato, entregó el dinero y sacólos de su poder encargando el secreto a doña Teresa y su hermano…
Un criado de doña Teresa … manifestó al patrón la calidad de la dama, las riquezas de sus haberes, y las crecidas esperanzas de su rescate: enfureció el Patrón contra el Redentor, que cauteloso había hecho el rescate de la mayor Señora de España, por el precio común de una vil esclava: el Santo alegaba el concierto, y la paga sin intervenir engaño, y el Rey [de Argel ] mandó hacer depósito de la esclava, hasta la averiguación de su calidad, sacándola del poder de Nolasco.
La entregaron a un moro poderoso, y llevado de la ley natural, la trató como a Señora con decencia"
El largo texto acaba diciendo que finalmente Teresa pudo salir de Argel y regresar a la Península donde acabó recluida en el convento que ella había fundado. Teresa Gil de Vidaure fue una de las relaciones más largas que tuvo el Conquistador fuera, o no, de sus matrimonios. Pero no fue, en ningún caso, la única. En nuestro siguiente podcast hablaremos de todas aquellas damas cuyo nombre la historia ha preservado y relacionado con Jaime I.