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REINAS, DAMAS Y SEÑORAS

Capítulo 10. Sancha de Castilla, la reina viuda

'Reinas, damas y señoras'. Mujeres en la historia de Aragón

ARAGÓN CULTURA /
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22 años de matrimonio, 9 hijos, muestras continuas de afecto en los documentos conservados, una vida activa en la política y las decisiones del reino y la fundación de uno de los grandes monasterios del Reino de Aragón, Sigena. Sancha de Castilla, la esposa de Alfonso II de Aragón fue una mujer extraordinaria, que compartió su vida con el rey estando a su lado en grandes momentos y decisiones. Su legado fue el futuro de sus hijos pero también importantes obras de arte creadas para el lugar donde paso sus últimos años y se criaron algunas de sus hijas, el monasterio de Sigena. 

Sancha hizo gestiones de alta política primero como reina y desde 1196, con la muerte de su esposo, para conseguir enlaces matrimoniales para su descendencia.. Se entrevistó con los reyes de Navarra, Castilla, León y Portugal y ejerció de mediadora para la realización de una conferencia de paz entre los reyes cristianos de Castilla, León, Aragón y Navarra. 

La reina Sancha tuvo también una gran preocupación por la expansión de la herejía albigense o catara, sobre todo en el Sur de Francia, un territorio donde la Corona de Aragón tenía grandes intereses e intercambió correspondencia con el papa Inocencio III que la tenía, según muestran las cartas, en enorme reconocimiento y estima.  

Pero si algo se relaciona con ella es la construcción del templo de Sigena A la ceremonia de consagración asistieron tres reinas: Sancha, viuda de Alfonso II de Aragón, su hija Constanza a punto de casarse con el rey de Sicilia y su nuera María de Montpellier, mujer de Pedro II de Aragón. 

Testó en 1208 ordenando su enterramiento en la capilla de San Pedro en el monasterio que había fundado, al que donó sus joyas, una tela de seda, la reliquia del dedo del Señor, varios judíos de Huesca, Zaragoza, Calatayud y Alagón, además de bienes en Calamocha y en Pina. 

Debió fallecer poco después del 6 de noviembre de 1208 fecha en la cual aparece por última vez, figurando a partir de esa fecha la priora del monasterio, así como su hijo el rey Pedro II haciendo varias donaciones y confirmando las que había hecho su madre. 

El recuerdo que quedó de ella en su época fue bueno. Un contemporáneo suyo como fue el trovador occitano, Peire Vidal o Peire Vidals, al que Martín de Riquer definió como brillante y agudo que estuvo en activo entre 1175 a 1205, un protegido de los condes de Toulouse, en cuya corte comenzó su carrera, dijo de ella: 

“la preciada Reina de Aragón Doña Sancha, superior a todas las reinas, exenta de defectos, franca, leal, querida de todos y agradable a Dios" .

En 1883 se abrieron y reconocieron los sepulcros reales de Sigena y algo después se hizo un acta por Mariano de Pano en el que se describió el estado de sus restos: 

"Doña Sancha se conserva  en estado de momia; la cabeza en buena posición, el cuerpo abultado todavía, y envuelto en las vestiduras, de las que sobresalen tan solo las extremidades, o sea los brazos y los pies. Al parecer doña Sancha fue enterrada con una toquilla de seda laboreada en la cabeza; con un manto de tela gruesa que le llegaba hasta cerca de los pies, y con los demás vestidos ceñidos al cuerpo, de los cuales no se puede comprender ya ni la forma ni el color. Tiene el cadáver la cabeza o cráneo con algunos restos de la musculatura y en  la barba; en las órbitas se descubren aún restos de los globos oculares, y por detrás el cabello, oculto por la toca, se encuentra en admirable estado de conservación, siendo su color de un rubio casi rojo. Doña Sancha, según resulta de la inspección de su cráneo, debió tener frente espaciosa, ojos grandes, nariz aguileña y abundante cabellera; todo lo cual debió proporcionar a aquella ilustre señora facciones que hoy día llamaríamos distinguidas. Dos cosas llaman especialmente la atención en aquel cadáver: las manos cruzadas sobre el pecho descubriéndose la mitad de los antebrazos, todo en buen estado de conservación, y los pies descubiertos desde encima de los tobillos y admirablemente conservados…Doña Sancha debió ser enterrada  con los pies descalzos, como aún es costumbre entre las religiosas de Sigena. Su estatura debió ser elevada entre las de su sexo (1´70 metros); sus formas regulares, tendiendo más bien a ser robustas que delgadas. Cuando la reina murió, que según la historia fue a los 54 años de edad, debía conservar su cuerpo mucha parte de su frescura y lozanía que había tenido en su juventud".

El mausoleo de la reina se conservó hasta la Guerra Civil cuando los sepulcros de doña Sancha, de Pedro II y de las infantas Leonor y Dulce fueron profanados por tropas republicanas. Diversos testimonios aseguran que la momia de la reina Sancha fue paseada por las calles de Villanueva de Sigena y de Sena, y finalmente arrojada tras la tapia de un corral en Sena, desde donde habría sido trasladada al cementerio de dicha localidad, donde parece ser que fue enterrada.

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Sancha de Castilla II parte. La reina viuda
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