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'Caín de Saramago', broche de oro de las cuatro décadas de Arbolé

La obra de teatro de títeres y actores pone en escena la gran novela de José Saramago con 131 muñecos, seis actores titiriteros y dos ovejas, adaptada y dirigida por Iñaqui Juárez

ARAGÓN CULTURA /
icono foto El espectáculo es la última producción de Teatro Arbolé, realizada para celebrar su 40 aniversario

Para celebrar su 40 cumpleaños, la compañía aragonesa Teatro Arbolé ha hecho realidad su proyecto más ambicioso y deseado, la puesta en escena de la novela de José Saramago: “Caín”. Se trata de una producción de teatro de títeres y actores de gran formato con 131 muñecos, que dan vida a los personajes del Antiguo Testamento, 6 actores titiriteros y dos ovejas. Todos ellos de la mano de Iñaqui Juárez, responsable de la dramaturgia y dirección, y con la sabiduría del Premio Nobel de Literatura José Saramago, que también tiene una réplica en muñeco.

La obra se estrenó el pasado mes de septiembre en el Teatro Arbolé de Zaragoza y ahora se presenta en el Teatro Principal de Zaragoza para compartirla con toda la ciudad, cerrando de este modo el año de celebraciones del 40 aniversario de la compañía aragonesa. Se cierra así un año en el que han sido múltiples los reconocimientos y las funciones, ya que Arbolé ha realizado 340 representaciones por toda España durante 2019.

“Caín de Saramago” es una obra muy especial que desarrolla toda la experiencia acumulada durante estos años en el mundo del títere y del teatro. Una producción que cuenta con actores y títeres y que pretende aportar la visión titiritera al teatro contemporáneo. Elegir el texto de José Saramago es asumir un riesgo importante, pero a la vez es un aliciente. Solo con ojear la novela, lo primero que llama la atención son los largos párrafos, sin apenas pausas. Se mezclan intervenciones del narrador con los diálogos o pensamientos de los personajes. El texto surge a borbotones e inunda la novela de toda clase de sucesos extraordinarios, de una manera que deja al lector sin aliento. 

Pero Saramago, que se hace presente en la representación en forma de títere, se adentra en otras consideraciones. Caín es su Caín, un personaje marcado por Dios que se rebela contra él, alguien que no acepta a ese Dios ni su obra, ni sus acciones. Es un humanista que cuestiona su ser como hombre frente a la divinidad. Su voz está presente en la de los actores. Al contrario que los muñecos, su discurso es real y su opinión surge de la vida. Los muñecos no interpretan lo que pasa, son testigos de lo que sucede en la literalidad tan cruel y sangrienta de los textos antiguos.

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