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Ara Malikian y Nata Moreno, en el ciclo La Buena Estrella

El genio del violín y la cineasta zaragozana ganadora del Goya al Mejor Documental protagonizan una nueva sesión del ciclo sobre el séptimo arte en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza

ARAGÓN CULTURA /

Este jueves, 27 de febrero, se celebraba la sesión 188 de 'La Buena Estrella', el ciclo de coloquios organizado por el Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social de la Universidad de Zaragoza con la colaboración de Cines Palafox. Los protagonistas, dos personalidades muy vinculadas a Zaragoza: la actriz y directora de cine zaragozana Nata Moreno y el gran violinista libanés Ara Malikian, que en 2018, consolidado como un fenómeno internacional, fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Zaragoza. 

El coloquio presentado y moderado por el coordinador del ciclo, el escritor, periodista y profesor de la Universidad de Zaragoza Luis Alegre, ha girado alrededor de 'Ara Malikian, una vida entre las cuerdas', el documental sobre la vida del violinista armenio distinguido como mejor documental del año en premios tan relevantes como los Goya, los Forqué y las medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos.

La propia Nata Moreno cuenta de esta manera la historia de su película:

"Hace 5 años a mi casa llegaron veinte cajas llenas de cosas desde Marsella. El padre de Ara hizo prometer que esas cajas llegarían a su hijo cuando él muriera, y así fue. Metieron las veinte cajas sucias en el cuarto de mi hijo, yo estaba embarazada, bastante perdida, no reconocía mi cuerpo no tenía trabajo y Ara se estaba convirtiendo en una estrella a la velocidad de la luz… No te voy a mentir, me sentía asustada y sola y me cabreaban las cajas en mi casa nueva, en el cuartito de mi hijo…Un día las abrí, obviamente con la intención de prenderles fuego y esconder los restos y resultó, para mi asombro, que dentro estaba el tesoro de mi vida sin saberlo…

Descubro que, antes de llegar hasta esa habitación, estas cajas atravesaron fronteras, una guerra, dos bombas, soledad y tristeza. Sigo mirando, y me encuentro con los amigos muertos del padre de Ara, con asesinatos y un genocidio acerca del que nunca había oído hablar. Y mi corazón se aceleró al ver las fotografías de un niño al que le pusieron un violín para que la música de sus cuerdas lo salvara de la guerra en la que le había tocado nacer. Y el 'padre muerto' se convirtió en un ser de luz de pronto, una persona que cuidó todos los recuerdos de una vida en estas cajas de cartón para no borrar su historia. Para no ser olvidado ni el ni su familia.

Girar, así se llamaba el padre de Ara. Y Girar me había mandado estas cajas. Girar me había regalado una historia para poder contar y me había traído hasta aquí para que nos conociéramos en la intimidad de la habitación de mi hijo.

De pronto empecé a llorar como llevaba meses sin hacerlo, llevaba meses bien asustada y perdida, bloqueada… y me puse en pie y salté de alegría y lo vi claro. Seguiré a Ara. Caminaré sobre los pasos de Ara Malikian sin desdibujarme, lo miraré a través de la mirada de Girar y a través de mi admiración. Nunca había cogido una cámara, y en unos meses iba a dar a luz. No importa. Muchas lo han hecho antes que yo, aprenderé de ellas. De las madres y de las cineastas. Esta historia merece ser contada. Y así empezó este viaje…"

Fotografías

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