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Andrés García Martínez, bailarín y coreógrafo aragonés

La improvisación y la danza contemporánea son los pilares de sus proyectos, donde acerca al público a la conciencia del cuerpo

Aragón Cultura /

Los museos son los protagonistas del último proyecto de Andrés García Martínez. Con ellos, pretende sacar la danza de los teatros para llevarla a espacios públicos, donde el público mira los cuadros a través de él y puede vincularse con una visión diferente.

Su carrera comenzó en la Escuela Municipal de Zaragoza con 6 años. Desde pequeño recibió clases de danza clásica e interpretación. Más adelante pasó al conservatorio, y continuó formándose en Alemania, donde descubrió el enfoque contemporáneo. Actualmente reside en Marsella, donde formó parte del Ballet Nacional, aunque ahora realiza proyectos propios basados en la improvisación y la danza en espacios públicos. Utiliza el azar, los accidentes y el fallo para crear lo que considera como “algo único, que sólo puede suceder en ese momento y de esa manera”.

Para Andrés García la danza puede ser una forma de meditación, donde conecta consigo mismo, con las personas, el público, otros bailarines, compañeros e incluso con el espacio y el tiempo. La conciencia del propio cuerpo se ha convertido en una identidad positiva para él, porque “cada uno tiene una frecuencia y una forma de moverse diferente, y cada una es particular y única”.

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