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2020, el año sin abrazos

Así ha titulado el médico Pedro Gargantilla un artículo en el que nos habla de la necesidad fisiológica que tenemos de abrazarnos

ARAGÓN CULTURA /
El año sin abrazos
icono foto El año sin abrazos

Haciendo una referencia a los restos de un yacimiento neolítico en San Fernando (Cádiz) en el que encontraron dos cuerpos abrazados, Gargantilla nos demuestra que los hombres y las mujeres se han abrazado desde el neolítico y, seguramente, desde el paleolítico.

Pero hoy no abrazar es el gesto más cariñoso que podemos hacer los demás para evitar contagios porque sentimos decirlo: no existe una forma segura de darse abrazos en plena pandemia. Lo confirma además este médico jefe de medicina del hospital de El Escorial de Madrid que en el artículo que ha publicado explica que los abrazos no son una simple costumbre, sino una necesidad, los seres humanos necesitamos el contacto físico para alcanzar la felicidad y reducir el estrés.

Y es que a más abrazos, mayor felicidad. Los fisiólogos, cuenta Gargantilla, enseñaron hace mucho tiempo que cuando nos fundimos con alguien en un abrazo liberamos en el hipotálamo una hormona llamada oxitocina: "Esta pequeña molécula es la llave de la confianza y el amor entre los seres humanos, por lo que algunos científicos la han bautizado como la sustancia de la felicidad.".

"2020 será el año sin abrazos pero volverán". Pedro Gargantilla está seguro de ello, no hay más que trasladarse al año 1918 cuando el mundo entero pensaba que había llegado el final por culpa de la gripe (mal llamada) española que acabó con la vida de 50-100 millones personas. El fin no llegó y los abrazos volvieron. 

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Entrevista a Pedro Gargantilla en 'La Cadiera'
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